julio 27, 2007

Te quiero tocar el cuerpo y entrar,

Abrirte un beso desde la boca

Izar una única palabra en tus labios

una silaba discreta que me perdone cada vez

Si es que te despojo


Ensayo una herida acorralada en tu entrecejo

ser en ella como la mano triturada es en las tijeras

ser en ese cráter un ombligo obligado a desatarse sin que la raíz duela

una boca que desea la violencia de su lengua

Crear la herida y ser en ella hasta volverme trazo doloroso

eso es invocar el acto con la mirada


Demasiado respeto para hablar de deseo.


Pulverizar la rosa con los ojos es precisamente así

Tomar el deseo y colocarle un tutú

que baile

que baile como animal que quiere ser exorcizado

que baile, entonces, de puntillas sobre la lengua amenazante

que baile arrancándose la piel y las pupilas

que baile ciego de furia, de puntillas, exorcizándose

mareado de goce

bestializado


Pero el poema es una rama enloquecida

las palabras arrebatan una ira que es casi distinta a la mía

No hablo de deseo o sí

Hablo de amor o no lo sé

Sé que no hablo de mí misma sino del acto de ser yo en tu cuerpo

Demasiado calor en los dientes para nombrar el amor

Demasiado fuego en las palabras para decirte: ven

y que no se derrita mi boca

junio 20, 2007

Afuera el huracán se abraza a la ventana.
Zumba en los cristales con su fiesta de moscas violinistas.
Ese ruido de acero desgarrado se funde en la cortina,
su fuerza avisa una música honda,
un abrazo que señala lo inevitable:
Ser penetrada por el tren como la ciudad,
traspasada por el tren.
Ser bendecida por las viejas llagas,
esperando abrirse,
danzando,
esperando abrirse una vez siquiera.
Ser masacrada por el huracán.
Confieso: tengo tantas ganas de contarte la herida en mi seno derecho.

El presagio es esperar,
amarrarse los dedos y decir:
Son tuyos todos los semáforos
el tren.
El huracán es mío.
Son tuyos todos los semáforos.

abril 12, 2007

Este blog ha estado y estará temporalmente de vacaciones. Volveré a postear próximamente. Abrazos a todos.

octubre 17, 2006

DESIERTO

Aquí tengo las grandes palabras
Las únicas voces que designan

Ahora mi lenguaje es el único nombrable

En este desierto
está el mundo que domino
Aquí está el desierto en el desierto

El murciélago que tose
y alborota la arena
labios
bocas babeando
muchas migajas de miedo
El agujero que piensa en la moneda
La mano que se come la materia
El pecho vomitando
antes de la muerte
La tierra que se traga los ojos
La choza que se enciende

Ya no puedo esperar lo que esperaba
Aunque el cielo se queje
es ahora fatalmente mi cielo
pues yo ya he encontrado mis palabras

agosto 12, 2006

Este esqueleto débil
carcomido
Estas plaquetas locas esperando la última herida
Este pudrirme es mi suerte

Alguien toca y mueve este universo
que es una vieja vena hinchada
alguien toca y mueve todo lo que le cabe a mis ojos
y marea todo esto a su antojo

La tierra no está aquí para mi
dolorosamente
la caseta de información no tiene mi nombre

Sé que sí puedo engañar con mis ojeras
pero la nube que llueve salió llorando de su boca
y no de la mía
la arena que creí mi desierto se fue exiliada,
ninguna madera tiene mis piernas quemadas
y no es mío ese ojo en cada feto vivo, muerto, muriendo
dolorosamente

Alguien maneja todo a través del vértigo
y estos espejos cabecean conmigo con la cabeza baja
yo sólo tengo mis propias venas
y ni siquiera puedo negarme a seguir subiendo esa escalera
podría perder esta sensación de ayuna
podría perder mi decepción de astro

Todo lo que tengo está en mis manos vacías

julio 29, 2006

La uña que tenía problemas existenciales

Hubo una vez un día una uña que se quería meter en otros dedos, en otros zapatos. Como había estado deprimida por varias semanas, la uña se empezó a sentir desganada, no quería crecer, tampoco aceptaba el esmalte de colores y mientras su dueña la pintaba una y otra vez, el color seguía degradándose instantáneamente.

Hasta que un día, la dueña de la uña, viendo la situación en la que ésta se encontraba, le propuso mudarse de pies, pues según le dijo, existían unas concesiones especiales para ese tipo de uñas que tendían constantemente a sentirse fuera de lugar y deprimirse. La uña se contentó bastante, y sin preguntar mas, dijo: !sí! !mudarme!, la gente se muda siempre, yo seré una uña mudada.

Sus nuevos pies la esperaban en la puerta. Era la oferta de un día, de nunca más. Era tomarla o desaprovecharla, por eso se fue sin pensar en nada.

Los nuevos pies estaban contentos de tenerla. Y es que entre sus diez dedos en total, no tenían más que esa nueva uña, las demás se habían ido, hacía mucho tiempo, presas de la depresión, hacia otros dedos, hacia otros rumbos.

Sola entonces, la uña estaba súper agitada por tanto espacio, no tenía que permanecer en un dedo siquiera, podía moverse del pulgar al mayor, al otro angular del otro pie, a todos lados, estaba sola y por tanto, podía moverse a cualquier hueco, y como siempre quedaban nueve dedos vacíos, era pura diversión irse mudando día con día.

Pero un día, en una hora y siempre pero, la uña se hartó de moverse y se sintió tan sola y se juzgó atrapada, ultrajada, por esos diez dedos que la esperaban siempre para repartírsela. Así que se posó en el meñique izquierdo por meses y meses, sin poder llamar la atención de su dueño, que no acudía a salones de belleza a hacerse pedicures, ni mucho menos lavaba sus pies con regularidad. Ante tal indiferencia, la uña empezó a encarnarse en el meñique de su dueño, provocándole dolores terribles, sobre todo por las noches. Sin embargo, la situación no pasó de una simple cortada de uña con un alicate viejísimo que el dueño, que le valía madres un dolor de esa calaña, había conseguido en alguna gaveta vieja.

Así que un día de agosto, la uña despertó extraña, miró los nueve huecos de los pies, y le salió una carcajada que hizo despertar a su dueño, quien le preguntó enseguida: ¿Ya entendiste todo? La uña pudo decirle entre risas: Jajaja, ¡soy uña! ¡siempre seré uña!

Y así fue como la uña se quedó entre sus diez huecos, diligentemente fragmentada y delirando de gusto, hasta que el dueño de los pies se murió, quien sabe de qué, pero eso no importa.

julio 20, 2006

La angustia sigue y debajo los pies
Arriba la cabeza y un manto azul con cosas blancas que nunca bajan

Las únicas manos que veo se van cubriendo de carcoma
Los pies se van deformando, se arrastran
Volvemos a ser reptiles esperando a que se acabe la sequía,
sacando la lengua y esperando
esa calle, siempre, esa carretera que no se termine
Pero el sueño también se deshace
porque todo esto es un conteo maldito
Las paredes manchadas, la tela deshebrándose
La carne, las migajas de carne que voy dejando cada vez que amanece
Y la noche que siempre llega
No escribiré sin luna o con luna
La luna no significa nada
Nunca significó nada
La luna está más lejos que cualquier farol
Y mis ojos siguen pudriéndose, mirando la carretera, el edificio
El paraíso que hemos elegido: el manto gris, la carretera

Vivir debe ser un vicio
Cada noche siento que es igual en cualquier otra parte