septiembre 24, 2005

totoposte para el alma

Cuando salgo
el cielo se esconde
nadie pregunta por el cielo
yo no pregunto por el cielo

Leo en un letrero
“Totoposte para el alma 55657867”
y entro a la tienda a comprar velas blancas
ahora se va la luz en la Roma
y el hombre que me vende
que me atiende
me pide la hora

A un lado de las toallas sanitarias
hay otro letrero
“¿Epidemia? 55755654”

8 y 12 de la mañana
quiero llamar
quiero irme a casa y llamar
y marcar el número
mientras me cuelo un café

El cielo empieza a ponerse viejo hablando
como Gaspar
y entonces se sale

y nadie lo ve
y yo lo veo

Nadie preguntó por el cielo
pero el cielo aparece
con un brazo mocho
manco
menos

y yo ya no leo totoposte para el alma
yo ya no leo totopostepara el alma
ya no leo totopostepara elalma
no leo totoposteparaelalma
y me devuelvo

septiembre 12, 2005

el gato

1
Una botella
un gato y un cigarro
un hombre llora
la botella vacía
el gato que la arroja

2
Una mancha gris
el gato, los sonidos
el hombre gime
nadie le ve los ojos
el gato le ve los ojos


septiembre 10, 2005

una enana


Desde ayer tengo una enana dando vueltas en mi cabeza. Yo estaba sentada en una peluquería cuando una enanita entró por la puerta. Yo tenía como media hora jugando con una uña en la boca, metiéndola entre los dientes, y la enana me miró, yo me hice la loca, pero la vi por un espejo. Tenía la cintura como una abispita, unos zapatos azules y llevaba unas bolsas de Gap en las manos. Sin saludar a nadie, la jevitita se sentó, y su cabeza se tapó con un Leafar pegado en el mismo espejo. Me incliné un poquito para verla mejor y entonces ella sacó un espejito de esos de Maja y empezó a mirarse los dientes. Hacía: ssssshhh sssshhh, y se los barría con la lengua, meneándola como una boa. Tenía la lengua gigante, igual la boca, y otra cosa: un bigotito color violeta. Yo me quedé mirándola todo el tiempo pero cuando terminó de limpiarse los dientes se levantó rápido, cogió sus fundas del suelo y se fue del salón. Nadie le preguntó por qué se iba o sí se había enconjonado porque había mucha gente. Nadie habló de ella ni dijo nada después que salió. Yo quería que se quedara pero tampoco le pregunté nada, y cuando salió me saqué la uña de la boca. Hedía a baba.