junio 22, 2006

Todo es perfecto. Estar encerrado en un pequeño cuarto de hotel, estar herido, tirado e impotente, mientras afuera cae la lluvia dulce, inesperada.
¿Qué es lo que llega, lo que se precipita desde arriba y llena de sangre las hojas y de dorados escombros las calles?
Sé que estoy enfermo de un pesado mal, lleno de un agua amarga, de una inclemente fiebre que silba y espanta a quien la escucha. Mis amigos me dejaron, mi loro ha muerto ya, y no puedo evitar que las gentes y los animales huyan al mirar el terrible y negro resplandor que deja mi paso en las calles. He de almorzar solo siempre. Es terrible.*


Blanca Varela







* Las cosas que digo son ciertas. (Fragmento)

junio 10, 2006

I

Yo sólo le hago un sombrero a las palabras
ellas me tocan a mí
ellas me exprimen los bolsillos y se quedan con todas las monedas
mis manos no son sus manos
no tienen nada que ver con sus dedos.
Ellas tienen mis senos
Ellas me huelen cuando me les acerco
aunque vaya de puntillas aunque no respire


II

Cada palabra es un niño desnudo en medio de la calle que lleva todos los dedos desgarrados desde la uña al vértice


III

Cualquier palabra que diga tiene mis ojos
pero no es sólo mía
tiene los ojos de todos los poetas y todos los caballos
Pizarnik repitió muchas veces una palabra
y nunca nadie supo por qué
pero ella la decía una y otra vez.


IV

A veces es mía alguna palabra.
A veces la escribo
la escribo y se trenza las cejas
se desprende de ella y queda viva
como otra cosa trastornada o borracha
Cuando la creo realmente mía
la peino y le pongo medias de colores
zapatos rojos y una diadema
pero siempre termino liberándola
La palabra que quiero es más neurótica que yo


V

Sólo busco esa palabra que yo pueda repetir mil veces hasta morir ahogada

junio 03, 2006

Ya no tengo nada que decir
Mi memoria se ha vuelto una cajita amarilla
Con montones de dedos cortados que se mueven
de derecha a izquierda diciendo no
ni una palabra para escribir

mi boca sigue hablando
pero mi lengua huele a vinagre
tiene miles de garrapatas con banderas negras que gritan
cada vez que terminan su ritual me rompen otro diente

ahora sí se me acabaron las palabras
afuera sólo hay monjes con arroz en los ojos que dicen nilo nilo

yo me arranco los ojos
me como las legañas para poder decir algo que retumbe
pero no digo nada
y el lamento me espera sentado
como un travesti en la acera
no dice ni una palabra y no me mira
él con su potecito en la mano
yo con la jeringa detrás de la oreja